martes, 25 de febrero de 2014

LA GRAN BIBLIOTECA...

Aunque no sabemos:  

Sobre cómo será la vida en su desarrollo en el reinado de Nuestro Señor Jesucristo; podemos conocer lo  que El Espíritu Santo ha enseñado a través de la Palabra. Podemos saber que habrá interacción, y por ende desarrollo de las necesidades básicas de la ciencia y el deseo de conocer...Ha si que lo que hoy se conoce va a la medida del Espíritu Santo; y el interés de los ciudadanos del Reino que inquieran. Porque la Escritura es Divinamente escrita; por lo que también es Divinamente Revelada. De ahí la necesidad de ser ciudadano del Reino de Dios. Por lo que me llama la atención, y aquí presento un punto que es de interés para los inquisidores, que no deben ser pocos...y tomando materia digo: Qué gran día será cuando lleguemos a la Biblioteca del Saber Universal. También cuando tengamos en nuestro centro de "monitoreo el chip" de la verdad: ¿quien soy? El porqué estoy aquí, el para qué, el desde cuando...Bueno esas cosas que han inquietado a la humanidad...La historia Sagrada cuenta que desde que el ser humano se hizo rebelde; cauterizó su conciencia y por erro ha tenido que vivir bajo el concepto de fe. Con forme los años fueron pasando; las generaciones se acomodaron para vivir de cuentos, dejando de lado los escritos. Manifiestos que le narran paso a paso los sucesos de la fundación del manchado globo tierra. Se ha transformado de tal manera que ya nadie cree en si mismo. Pero en esa vida; suceden tantas cosas que: al lado nuestro, por ser indelebles, pareciera ser que no existen. En la Biblioteca del Cielo dice: Y el le librará del lazo del cazador; de la peste destructora. No tendrá temor de espantos nocturnos, ni de saeta que vuele de día; Ni de pestilencia que ande en oscuridad, ni de mortandad que en medio del día destruya. Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra mas a ti no llegara. Ciertamente con tus ojos mirarás, y veras la recompensa de los impíos. Por que tú has puesto a Jehová, que es mi esperanza, al Altísimo por tu habitación. No te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada. Pues que a sus ángeles mandara a cerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. Todo esto se encuentra en el Salmo 91:3-11. Estas cosas, la mayoría son del conocimiento de todos; y sabemos que existe. Pero para los que han buscado vivir una experiencia de estas; como lo de que un Ángel está al lado del que teme a Jehová. Nos dirá que si existe. Dejen que les describa la experiencia que tuve en el pueblo de San Rafael, Chalatenángo. El Salvador:    Nos encontrábamos construyendo un tanque para almacenar agua y a si aumentar el abastecimiento al pueblo. Por que se estaba expandiendo. Ese día los compañeros de trabajo se habían ido a comprar el almuerzo al pueblo; pues eran las doce del mediodía. Me había quedado solo. En un instante sucedió que un árbol que estaba a distancia de unos treinta metros, y de altura de cuatro a cinco metros; sacudió sus cortas ramas. Que al parecer se las habían podado. Me que dé un tanto pensativo; luego se me ocurrió que pudo haber sido un ángel, ha sí que de inmediato le digo a voz en cuello: si eres ángel, mueve de nuevo el árbol. Y sin haber terminado mis palabras el árbol se sacudió un rato más que en la primera vez. Me parece que le dí las gracias; y si no lo hice, se las doy en estos momentos. Mientras asimilaba lo sucedido y la emoción llenaba mi pecho, comenzaron a llegar con los almuerzos. La vida espiritual está allí; entre nosotros, se mueve. (Les cuento esta, con seguridad porque en mi vida han sido de cotidianidad entre tiempos. Ya les seguiré contando.) Debemos recordar que somos la parte que está de este lado de lo físico-espiritual, por que el programa en su esencia es así.
     Les dejo y si pueden comentar estoy para escuchar...

Nata: si no es posible comentar les recuerdo que pueden buscarme a través de: sg.7172552qw@gmail.com
 Gracias y hasta pronto.  

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jueves, 20 de febrero de 2014

CAPITULO 19

Segunda parte...

Y como el rey Ezechías lo oyó rasgó sus vestidos, y cubriose de saco, y entrose en la casa de Jehová. Y envió a Eliacim el mayordomo, y a Sebna escriba, y a los ancianos de los sacerdotes, vestidos de sacos a Isaías profeta hijo de Amos, Que le dijécen: Así ha dicho Ezechías: Este día es día angustia, y de reprensión, y de blasfemia; porque los hijos han venido hasta la rotura, y la que pare no tiene fuerzas. Quizá oirá Jehová tu Dios todas las palabras de Rabsaces, al Dios vivo, y a vituperar con palabras, las cuales Jehová tu Dios ha oído: por tanto, eleva oración por las reliquias que aun se hallan. Vinieron pues los siervos del rey Ezechías a Isaías. E Isaías les respondió: Así diréis a vuestro señor: Así ha dicho Jehová: No temas las palabras que has oído, con las cuales me han blasfemado los siervos del rey de Asiria. He aquí pondré yo en él un espíritu, y oirá rumor, y volveráse a su tierra: y yo haré que en su tierra caiga a cuchillo. Y regresando Rabsaces, halló al rey de Asiria combatiendo a Libna; porque había oído que se había partido de Lachís, Y oyó decir de Thiraca rey de Ethiopía: He aquí es salido para hacerte guerra. Entonces volvió el, y envió embajadores a Ezechías, diciendo: Así diréis a Ezechías rey de Judá: No te empeñe tu Dios en quien tú confías, para decir: Jerusalem no será entregada en mano del rey de Asiria. He aquí tú has oído lo que han hecho los reyes de Asiria a todas las tierras, destruyéndolas; ¿y has tú de escapar? ¿Libráronlas los dioses de las gentes, que mis padres destruyeron, es a saber, Gozan, y Harán, y Reseph, y los hijos de Edén que estaban en Thalasar? ¿Donde está el rey de Hamath, el rey de Arphad, el rey de la ciudad de Sepharvaim, de Hema, y de Hiva? Y tomó Ezechías las tierras de mano de los embajadores; y después que las hubo leído, subió a la casa de Jehová, y extendiólas Ezechías delante de Jehová. Y oró Ezechías delante de Jehová, diciendo: Jehová Dios de Israel, que habitas entre los querubines, tú solo eres Dios de todos los reinos de la tierra: tú hiciste el cielo y la tierra. Inclina, oh Jehová, tu oído, y oye; abre, o Jehová, tus ojos, y mira: y oye las palabras de Sennacherib, que ha enviado a blasfemar al Dios viviente. Es verdad, oh Jehová, que los reyes de Asiria han  destruido las gentes y sus tierras; Y que pusieron en el fuego a sus dioses, por cuanto ellos no eran dioses, sino obras de mano de hombres, madera ó piedra, y así los destruyeron. Ahora pues, oh Jehová Dios nuestro, sálvanos, te suplico, de su mano, para que sepan todos los reinos de la tierra que tú solo, Jehová, eres Dios. Entonces Isaías hjo de Amos envió a decir a Ezechías: Así ha dicho Jehová, Dios de Israel: Lo que me rogaste acerca de Sennachérid rey de Asiria, he oído. Esta es la palabra que Jehová ha hablado contra él: Hate menos preciado, hate escarnecido la virgen hija de Sion: ha movido su cabeza detrás de tí la hija de Jerusalem. ¿A quién has injuriado y a quien has blasfemado? ¿y contra quién has hablado alto, y has alzado en alto tus ojos? Contra el Santo de Israel. Por mano de tus mensajeros has proferido injuria contra el Señor, y has dicho: Con la multitud de mis carros he subido a las cumbres de los montes, a las cuestas del Líbano; y cortaré sus altos cedros, sus hayas escogidas; y entraré a la morada de su termino, al monte de su Carmel. Yo he cavado y bebido las aguas ajenas, y he secado con las plantas de mis pies todos los ríos del lugares bloqueados. Nunca has oído que mucho tiempo ha yo lo hice, y de días antiguos lo he formado? Y ahora lo he hecho venir, y fue para desolación de ciudades fuertes en montones de ruinas. Y sus moradores, cortos de manos, quebrantados y confusos, fueron cual hierba del campo, como legumbre verde, y hecho de los tejados, que antes que venga a madures es seco. Yo he subido tu asentarte, tu salir y tu entrar, y tu furor contra mí. Por cuanto te has airado contra mí, y tu estruendo ha subido a mis oídos, yo por tanto pondré mi anzuelo en tus narices, y mi bocado en tus labios, y te haré volver por el camino por donde viniste. Y esto te será por señal Ezechías: Este año comerás lo que nacerá de suyo, y el segundo año lo que nacerá de suyo: y el tercer año haréis sementera, y segaréis, y plantaréis viñas, y comeréis el fruto de ellas. Y lo que hubiere escapado, lo que habrá quedado de la casa de Judá, tornará a echar raíz abajo, y hará fruto arriba. Porque saldrán de Jerusalem reliquias, y los que escaparán, del monte de Sión: el celo de Jehova de los ejércitos hará esto. Por tanto, Jehová dice así del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni echará saeta en ella; ni vendrá delante de ella escudo, ni será echado contra ella baluarte. Por el camino que vino de volverá, y no entrará en esta ciudad, dice Jehová. Porque yo ampararé a esta ciudad para salvarla, por amor de mí, y por amos de David mi siervo. Y aconteció que la misma noche salió el ángel de Jehová, e hirió en el campo de los asirios ciento ochenta y cinco mil: y como 
se levantaron por la mañana, he aquí los cuerpos de los muertos. Entonces Sennacheríd, rey de Asiria se partió, y se fue y torno a Nínive, donde se estuvo. Y aconteció que estando el adorando en el templo de Nisroch su dios, Adramelech y Saresar sus hijos lo hirieron a cuchillo; y huyéronse a tierra de Ararat. Y reinó en su lugar Esarhdón su hijo.              
CAPITULO 20
En aquellos días cayó Esechías enfermo de muerte, y vino a él Isaías profeta hijo de Amos, y díjole: Jehová dice así: Dispón de tu casa, porque has de morir, y no vivirás. Entonces volvió él su rostro a la pared, y oró a Jehová, y dijo: Ruegote, oh Jehová, ruégote hagas memoria de que he andado delante de ti en verdad e integro corazón, y que he hecho las cosas que te agradan. Y lloró Ezechías con gran lloro. y antes que Isaías saliese hasta la mitad del patio, fue palabra de Jehová a Isaías, diciendo: Vuelve, y dí a Ezechías, príncipe de mi pueblo; así dice Jehová, el Dios de David tu padre; yo he oído tu oración, y he visto tus lágrimas; he aquí yo te sano; al tercer día subirás a la casa de Jehová. Y añadiré a tus días quince años, y te libraré a tí y a esta ciudad de mano del rey de Asiria; y amparare esta ciudad por amor de mí y por amor de David mi siervo. Y dijo Isaías: Timad masa de higos. Y tomando la, pusieron sobre la llaga, y sanó. Y Ezechías había dicho a Isaías: ¿Qué señal tendré de que Jehová me sanará, y que subiré a la casa de Jehová al tercer día? Y respondió Isaías: Esta señal tendrás de Jehová, de que hará Jehová esto que ha dicho: ¿Avanzará la sombra diez grados, o retrocederá diez grados? Y Ezechías respondió: Fácil cosa es que la sombra decline diez grados: paro, que la sombra vuelva atrás diez grados. Entonces el profeta Isaías clamó a Jehová; e hizo volver la sombra por los grados que había descendido en el reloj de Achaz, diez grados atrás. 

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CAPITULO 18

El rey que amo -

Primera parte 

En el tercer año de Oseas hijo de Ela rey de Israel, comenzó a reinar Ezechías hijo de Acház rey de Judá. Cuando comenzó a reinar era de veinticinco años, y reinó en Jerusalem veintinueve años. El nombre de su madre fue Abi hija de Zacharías. Hizo lo recto en ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho David su padre. El quitó los altos, y quebró las imágenes, y taló los bosques, e hizo pedazos la serpiente de bronce que había hecho Moises, porque hasta entonces le quemaban perfumes los hijos de Israel; y llamole por nombre Nehustán.(cosa de bronce) En Jehová Dios de Israel puso su esperanza: después ni entes de él hubo otro como él en todos los reyes de Juda. Porque se llegó a Jehová, y no se apartó de él, sino que guardó los mandamientos que Jehová prescribió a Moisés. Y Jehová fue con él; y en todas las cosas a que salía prosperaba. El se rebeló contra el rey de Asiría, y no le sirvió. Hirió también a los filisteos hasta Gaza y sus términos, desde las torres de las atalayas hasta la ciudad fortalecida. En el cuarto año del rey Ezechías, que era el año séptimo de Oseas hijo de Ela rey de Israel, subió Salmanasar rey de los Asirios contra Samaria, y cercóla. Y tomáronla al cabo de tres años; esto es, en el sexto año de Ezechías, el cual era el año nono de Oseas rey de Israel, fue Samaria tomada. Y el rey de Asiria traspuso a Israel a Asiria, y púsolos en Hala, y en Habor, junto al río de Gozán, y en las ciudades de los Medos: Por cuanto no habían atendido la voz de Jehová su Dios, antes habían quebrantado su pacto; y todas las cosas que Moisés siervo fe Jehová había mandado, ni las habían escuchado, ni puesto por obra. Y a los catorce años del rey Ezechías, subió sennachérib rey de Asiris contra todas las ciudades fuertes de Judá, y tomólas. Entonces Ezechóas rey de Jrdá envió a decir al rey de Asiria en Lachis: Yo he pecado: vuélvete de mí, y llevaré todo lo que me impususte. Y el rey de Asiria impuso a Ezechías rey de Judá trescientos talentos de plata, y treinta talentos de oro. Dió por tanto Ezechías toda la plata que fue hallada en la casa de Jehová, y en los tesoros de la casa real. Entoces descompuso Ezechías las puertas del templo de Jehová, y los quiciales que el mismo rey Ezechías había cubierto de oro, y diólo al rey de Asiria. Después el rey de Asiria envió al rey Ezechías, desde Jachis contra Jerusalem, a Thartán y a Rabsaris y a Rabsaces, con un grande ejercioto: y subieron, y vinieron a Jerusalem. Y habiendo subido, vinieron y pararon junto al conducto del estanque de arriba, que es en el camino de la heredad del batanero. Llamaron luego la rey, y salió a ellos Eliacim hijo de Hilcías, que era mayordomo, y Sebna esciba, y Joab hijo de Asaph, canciller. Y dijoles Rabsaces: Decid ahora a Ezechías : Así dice el gran rey de Asiria: ¿Qué confianza es esta en que tú estás? Dices, (por cierto palabras de labios): Consejo tengo y esfuerzo para la guerra. Mas en qué confías, que te has rebelado contra mí? He aquí tú confías ahora en este bordón de caña cascada, en Egipto, en el que si alguno se apoyare, entrarále por la mano, y se e pasará. Tal es Faraón rey de Egipto, para todos los que en él confían. Y si me decía; Nosotros confirmamos en Jehová nuestro Dios: ¿vo es aquél cuyos altos y altares ha quitado Ezechóas, y ha dicho a Judá y a Jerusalém: Delante de este altar adoraréis en Jerusalem? Por tanto, ahora yo te ruego que des behemes a mi señor, el rey de Asirias, y yo te daré dos mil caballos, si tú pudieres dar jinetes para ellos. ¿Cómo pues harás volver el rostro de un capitán el menor de los siervos de i señor, aunque estés confiado en Egipto por sus carros y su gente de acaballo? Además ¿he venido yo ahora sin Jehová a este lugar, para destruirlo? Jehová me ha dicho: Sube a esta tierra, y destruye la. Entonces dijo Eliacím hijo de de Hilcías, y Sedna y Joah, a Rabsaces: Ruégote que hables a tus siervos siriaco, porque nosotros lo entendemos, y no hables con nosotros judaico a oídos del pueblo que está sobre el muro. Y Rabsaces les dijo: ¡Hame enciado mi señor a ti y a tu señor para decir estas palabras, y no antes a los hombres que están sobre el muro, para comer su estiércol, y beber el agua de sus pies con vosotros? Paróse luego Rabsaces, y clamó a gran voz en judaico, y hablo, diciendo: Oid la palabra del gran rey, el rey de Asiría. Así ha dicho el rey: No os engañe Ezechías, porque no el podría librar de mi mano. Y no os haga Ezechías confiar en Jehová, diciendo: De cierto nos librara Jehová, y esta ciudad no será entregada en mano del rey de Asiria. No oigáis a Ezechías, por que así dice el rey de Asiria: Haced conmigo paz, y salid a mí, y cada uno comerá de su vid, y de su higuera, y cada uno beberá las aguas de su poso; Hasta que yo venga, y os lleve a una tierra como la nuestra, tierra de grano y de vino, tierra de pan y de viñas, tierra de olivas, de aceite, y de miel: y viviréis, y no moriréis. No oigáis a Ezechías, porque os engaña cuando dice: Jehová nos librará. ¿Acaso alguno de los dioses de las gentes ha librado su tierra de la mano del rey de Asiria? ¿Donde está el dios de Haunath, y de Arphad? ¿dónde el dios de Sepharvaim, de Hema, y de Hiva? ¿pudieron estos librar a Samaria de mi mano? ¿Qué dios de todos los dioses de las provinvias ha librado a su provincia de mi mano, Para que libre Jehová de mano a Jerusalem? Y el pueblo calló, que no le respondieron palabra: por que había mandamiento del rey, el cual había dicho: No le respondáis. Entonces Eliacim hijo de Hilcias, que era mayordomo, y Sebna el escriba, y Josh hijo de Asaph, canciller, vinieron Eaechías, rotos sus vestidos, y recitáronle las palabras de Rabsaces. 
La segunda parte en la siguiente entrada, de esta historia.             

viernes, 7 de febrero de 2014

Sin rencores

No es personal - Y  Después de Abimelech levantóse para librar a Israel, Tola hijo de Púa, hijo de Dodo, varón de Issachár, el cual habitaba en Samir, en el monte de Ephraim. Y juzgó a Israel veintitrés años, y murió, y fue sepultado en Samir. Tras él se levantó Jair, Galaadita, el cual juzgó a Israel veintidós años. Éste tuvo treinta hijos que cabalgaban sobre treinta asnos, y tenían treinta villas, que se llamaros las villas de Jair hasta hoy, las cuales están en la tierra de Galaad. Y murió Jair, y fue sepultado en Camón. Mas los hijos de Israel tornaron a hacer lo malo en los ojos de hehová, y sirvieron a los Baales y a Astaroth, y a los dioses de Siria, y a los dioses de Sidón, y a los dioses de Moab, y a los dioses de los hijos de Ammón, y a los doses de los Filisteos: y dejaron a Jehová, y no le sirvieron. Y Jehová se airó contra Israel, y vendiólos en mano de los Filisteos, y en mano de los hijos de Ammón: Los cuales molieron y quebrantaron a los hijos de Israel en aquel tiempo dieciocho años, a todos los hijos de Israel que estaban de la otra parte del Jordán en la tierra del Amorrheo, que es en Galaad. Y los hijos de Ammón pasaron el Jordán para hacer también guerra contra Judá, y contra Benjamín, y la casa de Ephraim: y fue Israel en gran manera afligido. Y los hijos de Israel clamaron a Jehová, diciendo: Nosotros hemos pecado contra ti; porque hemos dejado a nuestro Dios, y servido a los Baales. Y Jehová respondió a los hijos de Israel: ¿No habéis sido oprimidos de Egipto, de los Amorrheos, de los Ammonitas, de los Filisteon, De los de Sidón, de Amalec, y de Maón, y clamando a mí os he librado de sus manos?  Mas vosotros me habéis dejado, y habéis servido a dioses ajenos: por tanto, yo no el libraré más.  Andad, y clamad a los dioses que os habéis elegido, que os libren en el tiempo de vuestra aflicción.  Y los hijos de Israel respondieron a Jehová: Hemos pecado; haz tú con nosotros como bien te pareciere: solamente que ahora nos libres en este día.  Y quitaron de entre sí los dioses ajenos, y sirvieron a Jehová: y su alma fue angustiada a causa del trabajo de Israel.  Y juntándose los hijos de Ammón, asentaron campo en Galaad: juntáronse asimismo los hijos de Israel, y asentaron su campo en Mizpa.  Y los príncipes y el pueblo de Galaad dijeron al uno al otro: ¿Quién será el que comenzará la batalla contra los hijos de Ammón? él será cabeza sobre todos los que habitan en Galaad.  Existía entonces Jephté, Galaadita, hombre valiente, hijo de una ramera, al cual había engendrado Galaad. Y la mujer de Galaad también le había parido hijos; los cuales cuando fueron grandes, echaron fuera a Jephté, diciendole: No heredarás en la casa de nuestro padre, porque eres bastardo. Huyendo pues Jephtí a causa de sus hermanos, habitó en tierra de Tob; y juntáronse con él hombres ociosos, los cuales con él salían. Y aconteció que después de días los hijos de Ammón hicieron guerra contra Israel:  Y como los hijos de Ammón tenían guerra contra Israel, los ancianos de Galaad fueron para volver a Jephté de tierra de Tob; Y dijeron a Jephté: Ven, y serás nuestro capitán, para que peleemos con los hijos de Ammón. Y Jephté respondió, a los ancianos de Galaad: ¿No me habéis vosotros aborrecido, y me echasteis de la casa de mi padre? ¿por qué pues venís ahora a mí cuando estáis en aflicción? y los ancianos de Galaad respondieron a Jephté: Por esta misma causa tornamos ahora a ti, para que vengas con nosotros, y pelees contra los hijos de Ammón, y nos seas cabeza a todos los que moramos en Galaad. Jephté entonces dijo a los ancianos de Galaad: Si me volvéis para que pelee contra los hijos de Ammón, y Jehová los entregare delante de mí, ¿seré yo vuestra cabeza? Y los ancianos de Galaad respondieron a Jephté: Jehová oiga entre nosotros, si no hiciéremos como tú dices. Entonces Jephté vino con los ancianos de Galaad, y el pueblo lo eligió por su cabeza y príncipe; y Jephté habló todas sus palabras delante de Jehová en Mizpa. Y envió Jephté embajadores al rey de los Ammonitas, diciendo: ¡Qué tienes tú conmigo que has venido a mí para hacer guerra en mi tierra? Y el rey de los Ammonitas respondió a los embajadores de Jephté: Por cuanto Israel tomó mi tierra, cuando subió de Egipto, desde Arnón hasta Jaboc y el Jordán; por tanto, devuélvelas ahora en paz. Y Jephté tornó a enviar atros embajadores al rey de los Ammonitas, Para decirle: Jphté ha dicho así: Israel no tomó tierra de Moab, ni tierra de los hijos de Ammón:  Mas subiendo Israel de Egipto, anduvo por el desierto hasta el mar Bermejo, y llegó a Cades. Entonces Israel envió embajadores al rey de Edom, diciendo: Yo te ruego que me dejes pasar por tu tierra. Mas el rey de Edom no los escuchó. Envió también el rey de Moab; el cual tampoco quiso: quedóse por tanto Israel en Cades. Después, yendo por el desierto, rodeó la tierra de Edom y la tierra de Moab, y viniendo por el lado oriental de la tierra de Moab, asentó su campo de estotra parte de Arnón, y no entraron por el término de Moab: porque Arnón término es de Moab. Y envió Israel embajadores a Sehón rey de los Amorrheos, rey de Hesbón, diciéndole Ruégote que me dejes pasar por tu tierra hasta mi lugar. Mas Sehón no de fió de Israel para darle paso por su término, antes juntando Sheón toda su gente, puso campo en Jaas, y peleó contra Israel. Empero Jehová el Dios de Israel entregó a Sehón y a todo su pueblo en mano de Israel, y venciólos: y poseyó Israel toda la tierra del Amorrheo que habitaba en aquel país. Poseyeron también toso el término del Amorrheo desde Arnón hasta Jaboc, y desde el desierto hasta el Jordán. Así que Jehová el Dios de Israel echó los Amorrheos delante de su pueblo Israel: ¿y lo has de poseer tú?  Si Chémos tu Dios te echase alguno, ¿no lo poseerías tú? Así poseeremos nosotros a todo aquel que echó Jehová nuestro Dios de delante se nosotros. ¿Eres tú ahora en algo mejor que Balac hijo de Sephor, rey de Moab? ¿tuvo él cuestión contra Israel, o hizo guerra contra ellos? Cuando Israel ha estado habitando por trescientos años a Hesbón y sus aldeas, a Aroer y sus aldeas, y todas las ciudades que están a los términos de Arnón, ¿por qué no las habéis reclamado en ese tiempo? Así que, yo nada he pecado contra ti, mas tú haces mal conmigo haciéndome guerra: Jehová, que es el juez, juzgue hoy entre los hijos de Israel y los hijos de Ammón. Mas el rey de los hijos de Ammón no atendió las razones de Jephté que le envió. Y el espíritu de Jehová fue sobre Jephté: y paso por Galaad y Manasés; y de allí pasó a Mizpa de Galaad; y de Mizpa de Galaad pasó a los hijos de Ammón. Y Jephté hizo voto a Jehová, diciendo: Si entregares a los Ammonitas en mis manos, Cualquiera que me saliere a recibir de las puertas de mi casa, cuando volviere de los Ammonitas en paz, será de Jehová, y le ofreceré en holocausto. Pasó pues Jephté a los hijos de Ammón para paear contra ellos; y Jehová los entregó en su mano. Y los hirió de grandísimo estrago desde Aroer hasta llegar a Minnith, veinte ciudades; y hasta la vega de las viñas. A sí fueron dominados los Ammonitas delante de los hijos de Israel. Y volviendo Jephté a Mizpa a su casa, he aquí que su hija le salió a recibir con adufes y danzas, y era la sola, la única suya; no tenía fuera de ella otro hijo ni hija. Y como él la vio, rompió sus vestidos diciendo: ¡Ay, hija mía! de verdad me has abatido, y tú eres de los que me afligen: porque yo he abierto mi boca a Jehová, y no podré retractarme. Ella entonces le respondió: Padre mío, si has abierto tu boca a Jehová, haz de mí como salió de tu boca, pues que Jehová  ha hecho venganza en tus enemigos los hijos de Ammón. Y tornó a decir a su padre: Hágasme esto: déjame por dos meses que vaya y descienda por los montes, y llore mi virginidad, yo y mis compañeras. Él entonces dejo: Ve. Y dejola por los meses. Y ella fue con sus compañeras, y lloró su virginidad por los montes. Pasados los dos meses volvió a su padre, e hizo de ella conforme a su voto que había hecho. Y ella nunca conoció varón. De aquí fue la costumbre en Israel que de año en año iban las doncellas de Israel a endechar a la hija de Jephté Galaadita, cuatro días en el año. Jueces 10:1,11...Antigua versión 1909