jueves, 20 de febrero de 2014

CAPITULO 18

El rey que amo -

Primera parte 

En el tercer año de Oseas hijo de Ela rey de Israel, comenzó a reinar Ezechías hijo de Acház rey de Judá. Cuando comenzó a reinar era de veinticinco años, y reinó en Jerusalem veintinueve años. El nombre de su madre fue Abi hija de Zacharías. Hizo lo recto en ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho David su padre. El quitó los altos, y quebró las imágenes, y taló los bosques, e hizo pedazos la serpiente de bronce que había hecho Moises, porque hasta entonces le quemaban perfumes los hijos de Israel; y llamole por nombre Nehustán.(cosa de bronce) En Jehová Dios de Israel puso su esperanza: después ni entes de él hubo otro como él en todos los reyes de Juda. Porque se llegó a Jehová, y no se apartó de él, sino que guardó los mandamientos que Jehová prescribió a Moisés. Y Jehová fue con él; y en todas las cosas a que salía prosperaba. El se rebeló contra el rey de Asiría, y no le sirvió. Hirió también a los filisteos hasta Gaza y sus términos, desde las torres de las atalayas hasta la ciudad fortalecida. En el cuarto año del rey Ezechías, que era el año séptimo de Oseas hijo de Ela rey de Israel, subió Salmanasar rey de los Asirios contra Samaria, y cercóla. Y tomáronla al cabo de tres años; esto es, en el sexto año de Ezechías, el cual era el año nono de Oseas rey de Israel, fue Samaria tomada. Y el rey de Asiria traspuso a Israel a Asiria, y púsolos en Hala, y en Habor, junto al río de Gozán, y en las ciudades de los Medos: Por cuanto no habían atendido la voz de Jehová su Dios, antes habían quebrantado su pacto; y todas las cosas que Moisés siervo fe Jehová había mandado, ni las habían escuchado, ni puesto por obra. Y a los catorce años del rey Ezechías, subió sennachérib rey de Asiris contra todas las ciudades fuertes de Judá, y tomólas. Entonces Ezechóas rey de Jrdá envió a decir al rey de Asiria en Lachis: Yo he pecado: vuélvete de mí, y llevaré todo lo que me impususte. Y el rey de Asiria impuso a Ezechías rey de Judá trescientos talentos de plata, y treinta talentos de oro. Dió por tanto Ezechías toda la plata que fue hallada en la casa de Jehová, y en los tesoros de la casa real. Entoces descompuso Ezechías las puertas del templo de Jehová, y los quiciales que el mismo rey Ezechías había cubierto de oro, y diólo al rey de Asiria. Después el rey de Asiria envió al rey Ezechías, desde Jachis contra Jerusalem, a Thartán y a Rabsaris y a Rabsaces, con un grande ejercioto: y subieron, y vinieron a Jerusalem. Y habiendo subido, vinieron y pararon junto al conducto del estanque de arriba, que es en el camino de la heredad del batanero. Llamaron luego la rey, y salió a ellos Eliacim hijo de Hilcías, que era mayordomo, y Sebna esciba, y Joab hijo de Asaph, canciller. Y dijoles Rabsaces: Decid ahora a Ezechías : Así dice el gran rey de Asiria: ¿Qué confianza es esta en que tú estás? Dices, (por cierto palabras de labios): Consejo tengo y esfuerzo para la guerra. Mas en qué confías, que te has rebelado contra mí? He aquí tú confías ahora en este bordón de caña cascada, en Egipto, en el que si alguno se apoyare, entrarále por la mano, y se e pasará. Tal es Faraón rey de Egipto, para todos los que en él confían. Y si me decía; Nosotros confirmamos en Jehová nuestro Dios: ¿vo es aquél cuyos altos y altares ha quitado Ezechóas, y ha dicho a Judá y a Jerusalém: Delante de este altar adoraréis en Jerusalem? Por tanto, ahora yo te ruego que des behemes a mi señor, el rey de Asirias, y yo te daré dos mil caballos, si tú pudieres dar jinetes para ellos. ¿Cómo pues harás volver el rostro de un capitán el menor de los siervos de i señor, aunque estés confiado en Egipto por sus carros y su gente de acaballo? Además ¿he venido yo ahora sin Jehová a este lugar, para destruirlo? Jehová me ha dicho: Sube a esta tierra, y destruye la. Entonces dijo Eliacím hijo de de Hilcías, y Sedna y Joah, a Rabsaces: Ruégote que hables a tus siervos siriaco, porque nosotros lo entendemos, y no hables con nosotros judaico a oídos del pueblo que está sobre el muro. Y Rabsaces les dijo: ¡Hame enciado mi señor a ti y a tu señor para decir estas palabras, y no antes a los hombres que están sobre el muro, para comer su estiércol, y beber el agua de sus pies con vosotros? Paróse luego Rabsaces, y clamó a gran voz en judaico, y hablo, diciendo: Oid la palabra del gran rey, el rey de Asiría. Así ha dicho el rey: No os engañe Ezechías, porque no el podría librar de mi mano. Y no os haga Ezechías confiar en Jehová, diciendo: De cierto nos librara Jehová, y esta ciudad no será entregada en mano del rey de Asiria. No oigáis a Ezechías, por que así dice el rey de Asiria: Haced conmigo paz, y salid a mí, y cada uno comerá de su vid, y de su higuera, y cada uno beberá las aguas de su poso; Hasta que yo venga, y os lleve a una tierra como la nuestra, tierra de grano y de vino, tierra de pan y de viñas, tierra de olivas, de aceite, y de miel: y viviréis, y no moriréis. No oigáis a Ezechías, porque os engaña cuando dice: Jehová nos librará. ¿Acaso alguno de los dioses de las gentes ha librado su tierra de la mano del rey de Asiria? ¿Donde está el dios de Haunath, y de Arphad? ¿dónde el dios de Sepharvaim, de Hema, y de Hiva? ¿pudieron estos librar a Samaria de mi mano? ¿Qué dios de todos los dioses de las provinvias ha librado a su provincia de mi mano, Para que libre Jehová de mano a Jerusalem? Y el pueblo calló, que no le respondieron palabra: por que había mandamiento del rey, el cual había dicho: No le respondáis. Entonces Eliacim hijo de Hilcias, que era mayordomo, y Sebna el escriba, y Josh hijo de Asaph, canciller, vinieron Eaechías, rotos sus vestidos, y recitáronle las palabras de Rabsaces. 
La segunda parte en la siguiente entrada, de esta historia.             

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